III
Sonó la puerta de mi departamento. Ya había llegado.
- Qué pedo, pinche gripe- Siempre fue una persona dura, fría y de pocas palabras, una línea discursiva tan corriosa y rasposa como su propia complexión física.
- Qué onda, Chespi. Pásale, hermano. ¿Cómo te ha ido?
- Bien, we. ¿y tú qué pedo?
- Bien, ya sabes, con lo mismo de siempre. Ya tenía un buen de tiempo que no te veía, creo que desde... creo que desde que fuimos a ese bar en Naucalpan que tuvimos que saltarnos una barda y correr en medio del bosque para llegar.
- Eejjjejjj, pinche gripe.
- ¿Qué te sirvo, Chespi? Tengo de todo ahora sí, apenas hice una reunión con unos amigos y se quedó toda una gama de alcohol para disfrutar
- A ver, sácate ese Passport. Ese sabe chingón.
- ¿Sigues en eso del ejército?
- Sí, we. Ya sabes, últimamente he estado en pinche chinga para andar cuidando a este pendejo del Peña Nieto, con decirte que me duermo a la 3 para despertar a las 6 y sin tragar en todo el puto día.
- Por eso es bueno verno cada vez que tengas vacaciones, pinche cabrón.
- Sí, Gripe.
- ¿Y cómo está tu familia? ¿Tu Mamá? ¿Tu hermana?
- Bien, we, con un buen de pedos como siempre, pero ya la vamos librando.
- Pinche Chespi. La otra vez me dijeron mis jefes que pasaste a mi casa a visitarme, pero como ya no estaba viviendo ahí te quedaste con mi jefe.
- Sí, we. Tu jefe es a toda madre.
- Y créeme que eres bienvenido con ellos y conmigo.
Carlos, es una persona rígida, dura como la roca sentimentalmente y física hablando, bien formado. Pero también muy sensible, muy humano, lleno de ilusiones, esperanzas, pero sobretodo de un pasado que parece perseguirlo.
Y con él he tenido buenos recuerdos de la pubertad y adolescencia, como cuando me enteré que ingresó al CCH y también de cuando lo expulsaron por una injusticia. Fue un duro golpe para los dos, intenté revocar esa decisión, pero salí del bachillerato recibiendo mi diploma y con un saludo de la funcionaria diciendo "Felicidades, Gabriel" que sonaba más a un "Felicidades y... lo siento mucho, Gabriel".
Debo admitir que es la única cosa con la que cargó en mi consciencia desde entonces, por la impotencia de haber podido haber hecho algo y no hacerlo.
A veces la vida no es fácil, pero hay quienes han tenido una vida más complicada, y por esa razón es que ellos se tornan duros, pero solamente son duros para proteger la sensibilidad que tienen en el fondo y que deja lucir cuando escuchan una canción o cuando se abordan ciertos temas.
Pinche Carlos.
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