Yo tuve la suerte de ir a un Festival Internacional Cervantino y sostengo esta premisa desde entonces: Si no fuiste al Cervantino cuando fuiste estudiante, realmente no fuiste un auténtico estudiante.
Corría el año 2012 y mis amigos y yo ya teníamos pensado en ir al Cervantino número 40. La banda formada en el CCH iba a estar presente. Lo planeamos pero al final Cangrejo y yo fuimos los únicos que iban a acudir.
En aquel entonces yo estaba trabajando en la librería y pedí permiso para faltar ese fin de semana, me lo permitieron y preparé todo. Cangrejo se dedicó a ver lo del transporte y encontró un paquete que por el nombre no me dio mucha confianza "Antrobus" y lo administraba "Cristobal", él me dijo que nos iban a llevar y traer por tan solo $300 y pensé que era un precio de lujo.
Cuando llegó el día, recuerdo perfectamente que el antrobus saldría desde CU y fui al lugar de reunión con Cangrejo, recuerdo también que me acompañó mi novia de ese entonces a despedirme jaja.
Bueno, el punto es que salimos de CU como a las 6 de la tarde y tomamos rumbo por periférico hasta llegar al destino por la carretera de Querétaro, pero bueno (aquí viene la parte chida).
Dentro del camión hicimos amistad con un químico puro que si no mal recuerdo le decían Jerrey y ese we era un vato sumamente drogo, decía que con un poco más de conocimiento podría hacer sus propias drogas, la plática estuvo sumamente interesante pues también estábamos bajo los efectos de mezclas de alcohol, cigarro y demás cosas.
Al momento de llegar a periférico a la altura de perinorte algún cretino tuvo la majestuosa idea de orinar por la ventana del autobus, cosa que hizo que la policía nos detuviera y nos tuviera que revisar. Pasamos y subimos de nuevo ya más calmados todos, pero el problema de esto es que volvimos a alterarnos porque notamos un fétido olor que venía de adentro del autobús, un auténtico olor a heces fecales caninas, era algo sumamente desagradable, y ante esta circunstancia una heroína sin capa fumigó el autobús con su desodorante y todos la amamos, pero el olor habría que erradicarlo de raíz ¿estás de acuerdo? así que una persona que venía con un grupo de chavos de Derecho (pinches abogados) empezó a movilizar a todos para encontrar ese olor "¡¿quién pisó mierda, cabrones?!" Decía contundentemente el abogadillo, pero no se percató que era ÉL quien había pisado esas heces y todos acudieron a decirle de cosas.
El camión vaya que iba lento, era viejo y de verdad que hacía mucho frío en la carretera, ya era de noche y muchos ya estaban durmiendo.
El camión hizo una parada en medio de la carretera para poder cargar gasolina y continuar, nosotros bajamos. Pero al subir y descansar y avanzar por algunos momentos se escuchó
- No mames ¿y el príncipe Azteca?
- No sé, wey. Si se subió ¿no?
- No lo veo wey.
- No mames que se quedó
- Que sí se subió wey, ya.
- ¡Príncipe Azteca!
Eran los abogados que hablaban entre ellos.
Príncipe Azteca se había quedado y nosotros no habíamos ido, por lo que sus amigos le pidieron al chofer que se detuviera y no hizo caso por varios minutos. Ya después se esperó y todos tuvimos que soportar que hiciera un recorrido de Kilómetros para subir al camión que lo había dejado. Estuvimos así como 1 hora y media esperándolo. Cuando subió el afamado y odiado Príncipe Azteca todos le reclamaron su hazaña como debía de ser.
Entre todo lo que te platiqué yo recuerdo que ya era muy elevada la hora, como las 11 de la noche y mis papás estaban molestándome preguntando y hostigando mi viaje, me lo amargaron con sus preocupaciones. Lo bueno fue que en ese celular que yo tenía apenas había conocido WhatsApp y apenas lo estaba manejando, aunado a esto, creí conveniente que el celular soportaría un fin de semana sin cargarlo, por lo que no traía cargador jaja y pues se le acababa la pila muy rápido por la poca cobertura en la carretera, lo apagué para tener un poco al amanecer.
Cuando llegamos a la central de Guanajuato nos encontramos absolutamente desorientados, literalmente no sabíamos a dónde ir y cada quién siguió un camino diferente. Cangrejo y yo tomamos camino a pie por una avenida que no sabíamos si nos iba a llevar a ese lugar. De verdad que seguimos nuestra intuición. Seguimos caminando y recuerdo muy bien esa ruta que tomamos porque veíamos túneles de carreteras que no sabíamos que nos llevarían, hasta que tomamos el peor de los caminos: una carretera sin banqueta, al borde de una barranca llena de árboles, sin alumbrado público y con autos pasando periódicamente con un riesgo horrible de ser atropellados.
Fue una auténtica pesadilla pasar esa carretera, de verdad fue una pesadilla, con hambre, de noche, en un lugar que no conocemos, en una carretera que no sabemos si nos va a llevar al destino, con autos pasando a velocidades peligrosas. Parece fácil contarlo, pero fue difícil salir porque la carretera tenía muchas curvas y zonas de mucho peligro, tardamos mucho tiempo en pasarla toda. De verdad sí tuve mucho miedo esa vez.
Cuando terminamos de pasarla seguimos caminando y el puente empredado que está cerca de una gasolinería me hizo pensar que sí habíamos tomado el camino adecuado, seguimos y la glorieta también dio buena pinta. Nuestro destino era "Cerro trozado", no sabíamos bien cómo llegar a Cerro trozado, pero algo nos guiaba.
Después de caminar de forma aparentemente azarosa, dimos con el dichoso lugar de forma prácticamente milagrosa y era una casa de huéspedes en la que no nos dejaban entrar hasta que golpeamos fuertemente la puerta. Dormimos pocas horas y al amancecer empezó otra aventura.
No nos daba buena pinta el lugar ni los huéspedes así que hicimos lo siguiente: Dejamos nuestro equipaje en un supermercado y nos fuimos a disfrutar.
Fuimos a muchos bares, conocimos mucha gente, habían eventos en las calles como teatro y música y eso lo hacía muy interesante, recuerdo que fuimos a un bar y notamos que habían parejitas ligando de forma muy notoria y al quedarnos dubitativos de porqué parecía como temático nos dimos cuenta que estábamos en el bar "La conquista" y decidimos irnos jaja. También en Bar Fly conocimos a personas de la Facultad de Ingeniería. En fin, la noche fue espectacular.
En la mañana del domingo, las calles estaban totalmente repletas de gente en un estado de ebriedad grave. Nosotros empezamos a preparar todo para irnos y regresamos a Cerro trozado para bañarnos, yo intenté comunicarme con mi entonces novia y mi familia y ambos me dieron una muy merecida regañiza por mi cargador. En Cerro trozado habían unos tontitos que estaban viviendo el cervantino en la habitación, un grupo de niños tontos que hasta preparaban café para ellos y a la 1 de la tarde estaban despertando. Banda pendeja dijo cangrejo. También en la casa había un baño en concidiciones sumamente precarias y bañarnos fue un logro porque era un momento donde ya había agua y con un chorrito apenas pudimos hacerlo.
Al terminar fuimos a recorrer la ciudad por última vez, Cangrejo se puso un piercing, nos fuimos y en la tarde ya se respiraba el final, la crisis de "¡¿y ahora cómo nos vamos?!", todavía nos quedamos al evento del cierre y la gente estaba aglutinada, conocimos chicas de Guadalajara y de Aguascalientes ahí, mucha gente realmente conocimos. Pero esa ansia del final ya se respiraba. Era el fin.
Tomamos un autobús rumbo a la central y curiosamente recorrió la carretera de noche como nosotros la habíamos recorrido a pie y esa escena fue importante para mí porque hizo darme cuenta que cometí una pendejada cuando en ese momento iba cómodo y sentado con mi amigo.
Llegamos a la central de autobuses y subimos al Antrobús que nos llevaría a CU, pero después de mucha desorganización y mucho caos porque habían decenas de camiones y mares de personas, Cristobal (En un grave estado de ebriedad) dijo:
"Bueno, amigos. Creo que van a tener que compartir el autobús con los de la UAM ¿por qué? bueno, pues verán, al chofer le pareció divertido y buena idea jugar con la palanca de velocidades y tronó la caja. No sirve el autobus. Bye"
Subieron los de la UAM y se fueron hasta atrás (nunca supe cómo se acomodaron).
Cuando partimos de ahí yo tenía pensado decirle al chofer que si pasaba por la misma ruta que cuando fuimos, mejor me dejara cerca de mi casa y yo tomaba un taxi hasta allá, para no dar la vueltota que hice al inicio, pero no contaba con que el camión fuera a una velocidad muy lenta, de verdad íbamos muy lentos y en el camión hacía un frío horrible. Recuerdo que yo nada más veía los kilométros que faltaban pues los letreros decía "México 56 km" y así iban bajando.
Cuando llegamos a pericentro desperté a Cangrejo y le dije que se bajara para que se fuera a su casa y no quiso, yo esperé y bajé en Satélite a las 6 de la mañana (cuando habíamos salido como a las 10 u 11), tomé un taxi a mi casa, dormí un poco y fui a mi segunda clase a la escuela y después a presentarme a trabajar.
Fue un grandioso fin de semana, lleno de aventura, peligro, diversión y muchas cosas buenas.
Años después regresé a Guanajuato en condiciones muy diferentes, y me hizo recordar esa historia. Hoy te la cuento porque de ese tipo de cosas he aprendido más que lo que la escuela me ha enseñado. Esa fue una lección de autodeterminación e independencia aunque haya sido por un fin de semana, saber que el riesgo que corro va por mi cuenta y que las cosas que vaya a hacer debo tener la responsabilidad para asumir la consecuencia. Sin dudo ese viaje me dejó muchas experiencias muy buenas.
Además fue una historia muy divertida.