Debiste haberlo visto: Sólo así habrías sabido el miedo que me dio. Entró y
tenía una chamarra guinda (la verdad no soy conocedor de ropa y no me interesa serlo) y parecía ser una Hollister de imitación, una chamarra de segunda mano... ¿sabes? Esa
chamarra despertaría todas tus hipótesis sobre su adquisición, desde que
se la regalaron hasta el hecho de que la haya encontrado en la calle. Sobre el
cuello tenía una bufanda de no-recuerdo-qué-color; como si tratara de
esconder el más oscuro de los secretos de su cuerpo, el secreto que de
ser sabido cambiaría la situación, no sabes si mejoraría y empeoraria, si revelaría que todo fue un fraude o causaría aún más controversia.
Entró; ese es el punto.
Había mucho ruido por la lluvia y aunque fuera en el metro, la ventiladera o "tragaluz" de la estación hacía que la lluvia entrara, no recuerdo una situación similar pero eso era lo que causaba el ruido.
De todo lo que dijo
sólo recuerdo haber escuchado algo sobre un policía que le dijo ''matar o
morir'', qué palabras, qué modo de vida tan ad hoc a esta ciudad. Hablaba muy lento, como si estuviera loco, irradiaba
locura: Su mirada, su alta estatura, su complexión menor a la
mía... sumamente delgado, exageradamente delgado; su tono de piel muy
blanca más bien pálida, sus ojos mirando a otro lado que no fuera al frente, su forma
de caminar más lenta que la de un inválido, su cabello largo.
Hablaba y hablaba, pero nadie le entendía, sin embargo, todos lo miraban, con los mismos ojos que yo. Ah, y tenía una bolsa donde guardaba cosas.
Hace algunos años conseguí un trabajo, fue mi primer trabajo, un trabajo donde te tenían encuartelado capturando datos para tarjetas de crédito más engañosas que el metro, además en ese lugar había un ambiente igual de engañoso que te quería hacer creer que estabas en un kinder: lugares como esos te recuerdan que la vida sólo es una trampa y nada más. Ahí conocí a un tipo del que si pudiera recordar su nombre lo mencionaría, este tipo tenía algo legítimamente raro, si hacía un calor que pudiera haber mandado el mismo diablo a este tipo lo veías con la misma chamarra, era fumador compulsivo, rostro pálido, de baja estatura y una cabeza enorme (o al menos eso parecía, porque tenía el cabello corto) y ojos saltones, algunas veces mantuve charlas con él. Me confesó que fumaba sin parar, no podía dejar de hacerlo, era un adicto a ello aún siendo menor de edad, además él fue la primera persona que dijo con convicción ''¡MY CHEMICAL ROMANCE NO ES PARA EMOS!'' sabía lo que hablaba y sobre su chamarra... bueno, tenía una enfermedad que lo hacía vulnerable al sol, como si lo derritiera, como si fuera un auténtico vampiro, el problema no era la enfermedad sino el tratamiento que tomaba, aunque lo ayudara a vencer el efecto del sol esta maldita medicina tenía esteroides que debilitaban sus defensas, sin duda eso es salir de un hoyo y entrar a uno todavía más culero y lo que es peor: no tener otra alternativa más que escoger alguno de los dos, además tenía problemas con sus emociones, hacía algo a lo que le tengo total y absoluta aversion: se cortaba sus propias venas, me retuerzo del simple horror que me causa cada vez que veo algo similar. La verdad no sé (y cada vez que lo cuento digo lo mismo) si este chico a estas alturas del partido siga vivo, no lo sé y quizá no quisiera averiguarlo. Pero queda en mis pensamientos, no en mi conciencia.
Bien... pues después de conocer a este chico me dije ''este cabrón ha sido la persona más rara que jamás haya conocido, qué vida'', y en el momento en el que veía a este otro muchacho en el metro y que se acercó a mi, me hizo pensar en el "joven de ojos saltones" que ya había conocido ¿pasará por lo mismo? No lo sé, pero en sus ojos no había algo normal, parecía que cargaba una vida sobre ellos. Te lo digo, debiste haber estado ahí.
Nadie sabía qué había en su bolsa y se acercó a
mí, era débil pero cuando metió su mano a la bolsa sentí miedo, un miedo
fuerte, sé que lo has sentido, es ese tipo de miedo que sólo pueden causar las cosas impredecibles, juro que pensé que él sería capaz de matarme en consecuencia de los ojos que le puse al verlo, por las veces que toqué mi cara a sus espaldas por el tormento de imaginación, porque si yo hubiera sido él y de la manera de cómo lo imaginé sí mataría, sé que soy exagerado pero pensé que quizá sacaría una bomba o un arma y a sangre fría dispararía sin detenerser hacia mi cabeza, sentí como si fuera a suceder un nuevo episodio de asesinato en el
metro como el de Balderas al cual le guardé unas buenas crisis cuando me enteré, pero no, lo que sacó frente a mí eran dulces y los repartió aleatoriamente por todo el
vagón, a mí no me dio dulces sino al señor de junto, sólo que el problema era que ya no faltaba mucho para terminar de recorrer la línea del
metro y que todo mundo abandonara el tren. Iba repartiendo "bocadines" y mientras decía su precio (lo que más bien parecía alguna especie de maldición) me
hizo pensar en que esta persona te hace dar cuenta que quienes se
autocatalogan como "locos" o "zafados" y te presumen su vida solo para "convencerte" no quedan en otro marco más que en el de los pendejos,
no hay de otra. No sabrías si ayudarlo o no, era un conflicto tomar una decisión.
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In the Court of the Crimson King |
Pero en fin, tuve que salir del vagón y él debía recoger los dulces que no fueron vendidos aunque una maldita gorda con cabello rizado, mochila NIKE rosada, lentes y aparentemente '"limpia" guardó en su asquerosa mochila (y lo digo con respecto al dueño) los bocadines que este joven puso en sus manos sin haberlos pagado, NEFASTA, ojalá no se encuentre en situaciones difíciles. Lo único que recuerdo de este joven es su sonrisa, lo más lógicamente cercano a la de "El guasón" o "The joker", pero el de los comics, no el de las películas.

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