lunes, 16 de junio de 2014

Siempre Trae Conflictos

Decidí mejor no enojarme, a fin de cuentas ¿a quién le ha tocado viajar en un tren del metro absolutamente a oscuras? Todos hemos (quienes hemos viajado por algún tiempo) pasado por momentos donde se va la luz del tren, pero este hijo de puta está absolutamente a oscuras: está descompuesto, no hay de otra.

Se detiene al momento de arrancar, y calculo que va a 45 km/h, salí a las 7 del servicio social y a esta hora (8:30) debería estar en el centro de Naucalpan.

Una rabia me invadió, pero qué mas da, dan ganas de golpear a la señora que en estos momentos tengo a lado. Es que soy una persona que tiene medidos sus tiempos, tengo mis puntos de control donde llevo la hora y saco promedios día a día, sé por cuántos minutos voy con respecto a la media.

Es una frustración enorme por haber tomado una decisión que creí me ayudaría a llegar más rápido por la perra lluvia, pero no; sólo porque hasta hace pocos días descubrí que llegar a cuatro caminos desde metro universidad sale casi exactamente igual si tomas dos trenes a que si tomas CUATRO, pero hoy no fue el día; es como salir del hoyo que te tiene atrapado y caer a uno más grande y más culero por donde lo veas.

Mi frustración es porque quiero llegar a Naucalpan, tengo cosas que hacer después del servicio y todas esas cosas me gustan, no quiero dejar ninguna de las 2. Igual ya no quise enojarme por la probabilidad que existe en que suceda algo extraño en esta red de transporte, y quizá suene estúpido, pero una conocida hace tiempo me contó que conoció un tipo que mientras viajaba en metro se detuvo el tren, y después les pidieron que caminaran por las vías, es decir; haciendo evacuación de emergencia o una chingadera así, si la cosa seguía así, quizá escriba algo similar.

En este tren no se sabe qué clase de pasiones o robos se estén tejiendo, ¿tú lo sabrás si estuvieras aquí? Yo no. Está a oscuras y parece de película de terror el ver pasar los focos de los túneles, por la misma situación embarazosa la gente suda y hace mucho calor, es por ello que me he resignado a escuchar 'senza fine' de la version de monaci del surf resignándome a que este será un viaje muy largo ya que dicha canción dura más de media hora, deberías escucharla, de verdad es hermosa. Lo malo es que son las 8:33 y la luz del tren llego, me quita mis ganas de escribir por mi enojo y la vida se ha vuelto a poner en mi contra. 

¡Maldita vida! ¡maldita suerte!, sabe cuando la uso a su contra para relajarme y me regresa los motivos para estar en mi estado original. He llegado a la conclusión (siendo 8:36) que la vida es mujer, me quiere llevar la contraria... ojalá este tren se queme conmigo dentro.

Ya me di cuenta que cuando no tengo cosas que escribir es porque soy feliz en esos momentos, no se, es raro ¿Te ha pasado que estás feliz, todo marcha de maravilla pero sabes que todo es aburrido por lo mismo? Apenas tuve un día extraordinario, conocí en un mismo día varios lugares de la ciudad ¿El problema? Si, me sentía incómodamente feliz, como en una burbuja, desde hace tiempo me pasa eso.

Pero qué digo, ya son 8:38 y este tren va rumbo a San Joaquín, bajo en Tacuba y tomé este inspirador e hijo de puta tren a las 8:12, ¿qué otro motivo tenía sino era el de encabronarme y escribir contra este traicionero tren? Estoy seguro que lo harías.

Ya se fueron las posibles historias de este tren y mis inspiraciones para seguir escribiendo, lo mejor seria que alguien me obstaculice para llegar aún más tarde a mi hogar.

Lo que uno quiere cuando salen las cosas mal es que se conviertan en catástrofe absoluta, que los costos sean altos y las lecciones también, no en soluciones frustrantes.

A su izquierda, una luz azul.


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Creí haber dado por muerto este escrito pero debo contarte ¿Recuerdas que dije que la vida es una perra? Pues mira, lo confirmo... te escribo a las 8:47, bajé en Tacuba 8:44 y en el momento en que este infeliz tocó suelo fuera, las luces del tren se apagaron, las historias regresaron y mi coraje también, logré ver hasta el frente que el conductor del tren bajaba y cambiaba el lugar a un conductor mayor. El conductor que me trajo se veía joven y te lo digo porque lo vi cuando tome el tren en Mixcoac, incluso no estaba vestido formalmente; era algo así como tú o como yo: Jóvenes. El nuevo era trajeado, eso me hizo recordar que cuando esperaba el tren en mixcoac, que ya había tardado 6 minutos en llegar y al verlo llegar se me ocurrieron varias cosas:

  1. Aventarle algo al maldito conductor (que en su momento me di cuenta de su edad).
  2. Aventarme y suicidarme... ¡VAMOS!, entiende, todos tenemos algo de ese gusano de la venganza que lo comemos cada vez que lo creemos necesario. Y cada vez que sales perjudicado te vale madre de qué manera, pero buscas perjudicar a ajenos. Quizá no lo hice porque las consecuencias no las hubiera visto.
  3. Bajarme a las vías y caminar.

Pero ya, el metro es una puta que nunca descansa, además si mi vida fuera tan culera no podría ahora decir que estuve ayer en Pantitlan (ese monstruo de 4 cabezas) totalmente perdido y dando vueltas por una hora sin ser asaltado, lo cual (para quienes me conocen por mi suerte de asaltos) es un logro desbloqueado.

Pero ya, ahora son 8:57, estoy por llegar a 4 caminos y ya debería estar en mi barrio, el día de hoy los planetas se alinearon en mi contra para llegar lo más tarde posible y cada una de las líneas que tomé me jugaron mal. Pero ahora sólo somos esta canción que aún no acaba, mi escrito improvisado (el "primero") y este celular que al parecer será un gran amigo y aliado (aunque a veces también me juegue chueco el tan culero)

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