viernes, 25 de julio de 2014

Tiempo

Todos tenemos historias, algunas son tristes, otras son las que hicieron la diferencia en nuestras vidas ya sea para bien o para mal, no hace falta en listar todas las posibles historias ya que todos debimos haber pasado por esto, pero quiero detenerme en esas historias que no tienen explicación, ésas donde  las hipótesis, los tiempos y las personas no cuadran.

Ese pinche huevo

Hace tiempo, y con tiempo quiero decir aproximadamente 9 años, mi hermano gemelo y yo veníamos caminando por la calle, veníamos de la escuela secundaria (desde el kinder hasta ese momento teníamos la escuela a una distancia que siempre la recorrimos caminando, de Ida y Vuelta juntos, nos gustaba porque en el camino salían muchas historias y más si desde los 10 años regresábamos a casa al salir de la primaria y caminábamos poco más de un kilómetro), el chiste de esto es que cruzamos una esquina, en esa esquina vivía la dentista a la que solíamos visitar, sólo éramos nosotros 2 hasta que vimos venir por la avenida un micro bus, un micro bus de esos que traían en la puerta de atrás amigos nuestros de la secundaria colgando, colgando de una manera para desinhibirse a ellos mismos. Las cosas no cuadraban cuando nos dimos cuenta que en sus manos de esos niños tenían huevos ¡Huevos listos para ser aventados en nuestra contra! Y para desgracia nuestra dicho microbus se colocó justo frente de nosotros cuando estábamos en un tope: El momento perfecto para disminuir la velocidad, aventar a discreción y salir huyendo.

No teníamos escapatoria, estábamos perdidos y la única solución era que tuvieran mala puntería, pero en ese momento sólo pensábamos en que nosotros 2, hermanos gemelos, juntos, seríamos objeto de burla al día siguiente, víctimas de un atentado a 2 personas conocidas de toda la vida, que no son amigos, son hermanos. Qué lujo sería lograr que salieran perjudicados y lo mejor de todo es que son gemelos, lo cual significaría una mejor puntuación, lo único que quedaba era ver quién lo lograba primero.

El tiempo pareció haberse detenido, no fueron los 15 segundos más largos de mi vida ya que mi vida jamás estuvo en riesgo, pero sé que una acción de esas a nadie le gustaría, pero...

Nosotros no veíamos otro lado que no fuera esa maldita puerta que traía consigo a unos malparidos amigos que nos iban a aventar HUEVOS, nuestra memoria sólo registró el momento exacto en el que otro huevo salió a nuestro campo visual ¡Venía de nuestras espaldas! Es decir, venía de la casa que estaba detrás de nosotros, dicha casa tiene una puerta y lo que parece un patio, por lo que la fachada no incluye ventanas hasta que termina el patio, quizá dicho patio tenga 5 metros de largo y la ventana del primer piso (si eres de las personas que no incluye planta baja en los edificios, deja de leer esto, me cagas) estaba ahí.

Ese puñetero huevo salió de esa maldita casa volando directo a esos malnacidos y dio exactamente a lado de ellos, a escasos centímetros de ellos justo en la ventana del microbus, ellos ya no aventaron ningún puto huevo porque vieron de repente venir ese maravilloso huevo e hicieron muecas, y después... se fueron.

¿Qué pedo con ese huevo? Nos dijimos, nos quedamos frente a la casa y vimos que la ventana estaba cerrada sin rastro alguno de una persona.

Es evidente la posibilidad de que ese huevo haya sido aventado por algún crío pero nos quedan dudas...

¿Por qué en ese momento exacto?
¿Por qué aventaron el mismo material del que íbamos a ser objeto de burla?
¿Por qué al día siguiente cuando les preguntamos a los malnacidos no vieron de dónde vino el huevo?
¿Por qué tuvo tan buen tino?
¿Por qué todo?

Estuvimos unos minutos ahí investigando, no volvimos a saber nada.

Lo curioso es la nula explicación a este caso, es curioso y quizá hasta absurdo hablar de un pendejo huevo, pero lo importante de todo esto es que este mismo sentimiento lo puedo compartir con la persona que ha estado conmigo desde el día en que nací.

Ahora sí

Hoy son 22 años de aquel acontecimiento que dio inicio a nuestras vidas. La gran mayoría de las personas vienen solas a este mundo, nosotros no, uno es la espada y otro es el escudo, uno es matemáticas y otro es ciencias políticas, uno es Javier Allan y otro es Gabriel Adán. No sé hasta qué grado el expresar el infinito cariño que te tengo me haga ser un objeto de burla peor al que nos hubieran aventado el huevo, pero me quedaría totalmente claro que ellos no lo comprenderán nunca, nunca sabrían la cantidad de situaciones que hemos pasado juntos: los moretones que nos hacíamos de bebés (uno en el ojo izquierdo y otro el derecho), las veces que compartimos agua de nuestras cantimploras por días calurosos en un regreso de la primaria y decir "Tómatela, yo ya no quiero" y saber que era mentira, andar en bicicleta de niños y caernos en el mismo lugar y de la misma manera. Porque sé perfectamente que JAMÁS JAMÁS JAMÁS nadie entenderá que cuando estábamos en aquel funeral y todos estaban llorando ríos de lágrimas nosotros llorábamos sin consuelo no por la persona que hubo fallecida, sino porque en ese preciso momento nosotros sufríamos por el terror y la desesperación total que significaría la ausencia del otro, como si significaría quedarse ciego, sordo y sin un brazo, no había consuelo que pudiera reparar dicho tormento de imaginación hasta que me dijiste "Ven cabrón" y nos abrazamos fuertemente.

Hoy son 22 años de haber empezado este juego en modo cooperativo, sin créditos y sin nada.

Pide un deseo

Pide un deseo... yo pediría poder tener toda la información, poder ver lo acontecido en toda la historia del universo, saber quién mató a Kennedy, saber cómo fueron los dinosaurios, tener la cantidad de latidos que dio mi corazón en toda mi vida, saber cuántas veces besé a una mujer, tener el dato de cuántos pasos di en toda mi vida y saber cuál fue el primero, saber cómo se creó el universo, verme en cada etapa de vida y poder tener presente a cada uno de esos Gabriel frente a mí, también poder saber CÓMO es que sucede que pensemos de la misma manera cuando vemos algo aunque dicho pensamiento tenga un grado de correlación aparentemente de 0, porque sabemos que sucede y sabemos porqué, pero no sabemos el cómo, quisiera saber muchas cosas.

... ¡ah! y también quisiera saber de dónde vino ese pinche huevo y quién lo aventó.

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