En la escuela secundaria yo solía escuchar demasiado rock mexicano, y una de mis bandas favoritas sin duda era Café Tacuba, y el primer disco y sobretodo la canción María me transmitía una ilusión muy… ¿cómo decirlo? No lo sabía realmente… hasta que conocí Coyoacán.
Yo conocí Coyoacán de manera consciente el día de San Juan del año 2007, el día que hice mi examen de admisión para el bachillerato. Me tocó hacer mi examen de admisión en la Universidad Latinoamericana que se encuentra, sino mal recuerdo, en la calle de Popocatépetl cerca de Iztaccíhuatl, ese día mi padre me acompañó al lugar, su objetivo era nada más encaminarme y ya yo debía regresar por mi propia cuenta.
Ese día bajé en una mis estaciones favoritas del metro, Viveros, y caminamos en dirección hacia el centro de Coyoacán porque al perdernos preguntamos la ubicación de la escuela y ellos sacaron un mapa (cuando todavía se usaba el Guía Roji) indicado que debíamos caminar sobre esas calles empedradas llenas de magia. Pasamos el barrio de la conchita y llegamos al mismísimo Centro de Coyoacán, sin duda yo quedé maravillado con lo que vi, jamás me había encontrado en un lugar tan increíble y desde entonces se convirtió en uno de mis lugares favoritos de toda esta gran ciudad, la Ciudad de México.
Después volvimos a preguntar sobre la escuela y nos indicaron que habíamos caminado en la dirección contraria, por lo que mi padre se alertó y caminamos de regreso, atravesamos avenida Universidad y a pocas cuadras llegamos a la ubicación. Afortunadamente habíamos salido con muchísimo tiempo de anticipación y llegué justo a la hora indicada para iniciar el examen.
A veces pienso, de verdad, que ese error fue el impulso para hacer el examen de modo de quedarme en CCH, a veces pienso que no fue coincidencia. Ese día el Centro estaba lleno, en ese entonces los puestos estaban en la mera plaza y se vendían cosas muy bonitas, recuerdo perfectamente que había un artista callejero tocando una flauta barroca, recuerdo la fuente de los coyotes con los niños jugando, recuerdo los gorros que vendían y que yo quería, la iglesia, todo era muy lindo, fue una inspiración, fue un mensaje para mí ese error.
Y sin duda combinaba perfectamente con lo que me hacía sentir ese primer disco de Café Tacuba, es un disco con tintes muy mexicanos, y lo digo por su portada y su contenido musical y en cuestión a la letra.
La verdad es que desconozco el origen o significado de la canción María, pero sin duda es una canción que me transmite directamente a Coyoacán, a esas calles empedradas llenas de magia, color, sabor y sobretodo, cultura.
Por esa razón me sentía muy afortunado de haber vivido en esa delegación cuando me mudé por primera vez, es decir, estaba viviendo en la mejor delegación de todas, qué lindo fue ver los parques de Coyoacán llenos de colores amarillos, rosas, verdes. Ver a su gente yendo a tirar la basura (sí, es lindo ver a la gente en su cotidianidad), ver changarros de comida dominical, casas que venden pulque. Fue lindo disfrutar del sol de Coyoacán y de Santa Úrsula Coapa, conocer las historias de Santa Úrsula es una cosa maravillosa, conocer por ejemplo la historia de la Hacienda de Santa Úrsula sobre la calle esfuerzo, inclusive conocí un historiador que escribió sobre eso y fue muy interesante las cosas que me contaba. Me llevó esas historias conmigo. Esa delegación me recibió muy bien y fuimos grandes amigos. Disfruté Xochimilco las veces que quise, conocí Coapa como quise también, hice de Miramontes, División del Norte, Calzada de Tlalpan, San Fernando y Ciudad Universitaria mías, recorrí el museo Anahuacalli y quedé fascinado, tomé el transporte típico de la Delegación, usé las fabulosas combis, qué afortunado fui de haber utilizado esos autos (que ya son considerados clásicos) para llegar a casa, a veces me sentía como si hubiera viajado en el tiempo y tomado unos tranvía que se usaban en los tiempos de Frida y Diego, también habían algunos Microbuses que eran típicos de la Delegación y que me dejaban en casa, qué lindo fue haber podido llegar al Centro de Coyoacán tomando solamente un lindo y estupendo Microbús. Recuerdo que cuando trabajaba en la colonia Acacias era cuando más frecuentaba esos transportes, y aunque en ese momento estaba pasando uno de los momentos más crudos y duros de toda mi vida, el transporte público mágico de Coyoacán siempre tenía algo lindo para mí, una sensación de tranquilidad, amor y cobijo.
Qué lindo fue haber llegado al lugar que encajó con la música, al lugar que me inspiró y que me tranquilizó para hacer el que hasta ahora ha sido, el examen más importante que he hecho en toda mi vida.
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San Felipe |
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