La verdad no pude descansar bien hoy de pensar que se cumple un año del sismo del 19 de septiembre de 2017.
Infinidad de recuerdos venían a mi mente, sin duda ese y los días siguientes han sido de los más complicados que me han tocado vivir.
La crónica
Obviamente todo transcurría con normalidad, en el trabajo, sentado resolviendo mis pendientes en la oficina, ese día hicimos el simulacro y aunque generalmente tomo los simulacros con el debido respeto por la tragedia de 1985, ese en especial lo realicé con cierto humor pues un compañero había soltado un grito de pánico que la verdad fue exageradamente gracioso y mientras bajábamos no podía contener mi risa sobre eso, mi risa, como es sabido, no duró más de 2 horas...
Me volví a sentar y compartí en mis redes sociales una infografía muy particular donde mencionaba algunos datos que vinieron del terremoto de 1985: cantidad de trabajos perdidos, casas dañadas, muertos, etcétera, y comenté en esa publicación "Ojalá no tengamos que presenciar estos datos con nuestros ojos". Eso fue a las 12:10 p.m.
Pasó una hora y sentí un movimiento vibratorio en el suelo y yo, ingenuo, pensé que estaban haciendo algún tipo de labor debajo, o algo sucedía con mi silla, me reincorporé y la gente advirtió "está temblando", salimos caminando y el movimiento del suelo cambio de golpe, las lámparas se movieron y tuve el temor de que la puerta de vidrio se quebrara lesionando gente, cometimos el error de bajar las escaleras en pleno movimiento. ERROR FATAL, desconocíamos mucha información. Una compañera junto a mí lloraba histéricamente por la situación de sus hijos, y gritaba "¡MIS HIJOS, MIS HIJOS!", yo solamente la tomaba del hombro y procuraba calmarla. La situación se tornó complicada cuando, mientras bajábamos por las escaleras, por el movimiento del suelo, las luces se apagaron. Seguimos caminando hasta que logramos salir y seguimos el protocolo de seguridad.
Todos estábamos sumamente tensos preocupados por nuestros familiares y amigos.
Poco a poco llegaba información sobre la situación de la ciudad, la magnitud del sismo y los posibles daños.
Estuvimos en el punto de encuentro alrededor de 2 horas esperando las indicaciones del personal de protección civil hasta que, después de haber seguido todo un protocolo, me dejaron salir. Me dije a mí mismo "Gabriel, ten por seguro que será un caos llegar a casa, mejor mentalízate en que deberás llegar caminando". Y así fue, las vialidades estaban totalmente congestionadas, saturadas hasta el cansancio.
Caminé y recibí un mensaje de amigos y familiares preguntándome por mi estado, amigos de otras ciudades me preguntaban cómo había sucedido todo. Les expliqué que ciertamente el sismo en donde me encontraba no se había sentido verdaderamente fuerte debido al tipo de suelo en el cual me encuentro, además de que el edificio donde trabajo es sumamente seguro (pues fue construido por uno de los más grandes arquitectos que ha dado México. Teodoro González de León)
Caminé por paseo del pedregal hasta salir a Av. Revolución y ahí fue cuando me di cuenta por primera vez de la magnitud del sismo, por dos situaciones muy específicas.
- La calle, estaba totalmente congestionada por personas, inundada de gente caminando.
- Cuando llegué cerca de un negocio vi que tenía las noticias y en ese momento, en ese maldito momento fue cuando de verdad comprendí lo que había sucedido. Se había derrumbado el Soriana de Av. Taxqueña
El impacto de ver un lugar que yo había visitado en el pasado derrumbado por el sismo fue impresionante.
Posteriormente la conexión a internet se restableció y pude conocer otras situaciones similares. El multifamiliar de Tlalpan, El Colegio Rébsamen, Edificios en la colonia Roma, en Coapa, en fin, una gran cantidad.
Sobre Revolución hay un hospital cerca de Av. Barranca del Muerto, pues estaba atendiendo heridos en las calles, las camillas estaban en las calles debido al gran número de heridos y, posiblemente, fallecidos.
Llegué a mi casa a valorar la situación y vi muchos objetos tirados, los acomodé, una cantidad impresionante de ambulancias transitaban por periférico (que lo tengo a tres casas de distancia) a una velocidad impresionante y al ver los edificios derrumbados en la televisión entré en un estado de mucho coraje y dolor. Es decir, yo había ido a ese Soriana hace poco, yo había pensando en mudarme al multifamiliar de Tlalpan después de haber vivido en Santa Úrsula Coapa ¿Qué habría sucedido si me hubiera ido a ese lugar?, hace 3 días después del desfile militar por el día de la independencia yo había hecho un recorrido muy largo en mi bicicleta y había pasado en la esquina de Laredo y Ámsterdam, en ese 19 de septiembre, el edificio de esa esquina estaba en ruinas ¡Pero si yo lo 3 días antes! Ese 16 había sido un día bastante feliz, y pasar en bicicleta por ahí fue parte de ello. Hoy no queda nada.
Mucho coraje y dolor. Debía hacer algo al respecto en la medida de lo posible. Utilizar los recursos con los que cuento y tengo a la mano. Volteé a ver a mi bicicleta, mi vieja y gran amiga con quien he pasado grandes momentos.
Tenía entendido que las zonas de desastre estaban congestionadas de gente que había ayudado a remover los escombros y que buscaban más que nada otro tipo de ayuda, así que me dediqué a dar vueltas en mi bicicleta.
El día 20 fue el día más importante en bicicleta. Inicié mi recorrido llegando a Chapultepec pues ahí se había establecido un punto de encuentro para ciclistas que debían entregar víveres a ciertos puntos y fungir como comunicadores y enlazadores con algunos otros representantes en otras zonas de desastre.
La verdad no recuerdo bien el orden de dónde estuve y lo que logré, pero estuve en Chapultepec, Roma, El derrumbe de Petén y Zapata, el derrumbe cerca de Gabriel Mancera y el Eje 6 sur, Parque de los Venados, Ciudad Universitaria, Eugenia.
Fue impresionante, de verdad, cómo la gente que juntaba víveres me entregaba con los ojos vendados los víveres, abarrotando mi mochila, mi pequeño gran montacargas con cajas de alimentos y bebidas, y me apoyaba y me daba indicaciones para llegar a tal lugar para entregar. Y también cómo la gente me permitía el acceso a las zonas de derrumbe para entregar lo que me habían dado cerca de Amores y el eje 7 sur.
Afortunadamente pudimos enlazar varios puntos de desastre para que tuvieran comunicación entre ellos y en el caso del derrumbe de Zapata pude establecer contacto con un centro de víveres que le pudo distribuir una medicina que requerían urgentemente.
En el camino y andar en bicicleta se veían en las calles otros ciclistas, ansiosos por participar, con el espíritu de ayudar, me hice amigo de algunos de ellos, unos eran más jóvenes, otros mayores, los mayores contaban la famosa historia del terremoto del 85: la actual plaza de parque Delta antes era un estadio, pues ahí fue la morgue de la ciudad, ahí se apilaban los fallecidos. Los jóvenes activamente se organizaban y se repartían tareas.
Todo tipo de ciclistas podían venir y hasta cierto punto era conmovedor ir en grupo de 20 o 15 ciclistas yendo por las calles con víveres. Una experiencia sin igual.
Mi bicicleta llegó un punto en donde comenzó a fallar después de mucho recorrido y tuve que dejarla en casa, sin embargo, la ayuda no debía descansar.
Los días siguientes se llenaron de diferentes actividades, fuimos a Ticomán a entregar herramientas y medicinas, fui a la UVM de Lomas Verdes para apoyar en llenar un camión de víveres que se dirigía a Morelos, realizamos donaciones y distribuíamos información.
Sin duda fueron días difíciles, pero el ver cómo la gente apoyaba era formidable. Ver cómo la gente, dentro de sus posibilidades, apoyaba, cómo los médicos resolvían problemas, cómo los ingenieros ayudaban en la dictaminación de las casas y edificios, cómo los restaurantes ofrecían comida a los voluntarios, cómo los hoteles ofrecía refugio temporal a los afectados, cómo la gente enviaba comida a los voluntarios que removían escombros.
¡CARAJO! Ese es pinche país chingón del que me sentía orgulloso 3 días antes cuando fui al desfile. Esa es la gente que ayuda al otro sin ver su condición social, económica, política, religiosa o de cualquier índole.
Era un orgullo ver en el metro a la gente sucia, cansada de haber ayudado, y a los otros que apenas iban a ayudar y los que iban a entregar herramientas, alimentos, bebidas, ropa o medicinas. Ver a la perrita Frida y a los binomios caninos en la operación de búsqueda y rescate.
Pero también era doloroso ver porqué sucedían este tipo de tragedias, ver que muchos de los edificios que se cayeron fueron producto de la corrupción de los gobernantes por ofrecer a una constructora o inmobiliaria el "derecho" de seguir construyendo en la ciudad sin haber analizado el impacto que pueda generar dicha construcción. Y era doloroso ver cómo los políticos se colgaban de la tragedia para las elecciones y cómo otros robaban los víveres como sucedió en Morelos.
Si no van a ayudar, entonces que no estorben.
Sin duda esos fueron días difíciles, uno se acostaba y pensaba en que los planes que uno pudiera haber tenido para ese 19 de septiembre se desmoronaron, se fueron al carajo. Un evento de menos de 2 minutos vino a cambiar por completo el día de millones de mexicanos.
No consideramos que los días siguientes estarían marcados por ayuda nacional e internacional para la reconstrucción y el apoyo de búsqueda y rescate de personas atrapadas, así como de garantizar su salud.
Todos vivíamos con la sorpresa ¿de verdad habíamos vivido un sismo importante 32 años exactos después del terremoto más devastador de la historia moderna de México? ¿de verdad el año siguiente vamos a recordar dos terremotos? De por sí pensar en 19 de septiembre de 1985 era impactante, ahora pensar que se repetía lo mismo 32 años después ¿Cómo se lo vamos a explicar a las próximas generaciones? ¿Cómo les diremos que vivimos un sismo con una probabilidad de ocurrencia en ese día sumamente y exageradamente baja?
Si uno tenía algo qué hacer para ese día, el temblor lo vino a cambiar absolutamente todo...
Es por eso que no pude dormir tranquilo hoy, de recordar que todo iba bien aquel día, y terminó sumamente mal, trágico.
Pero es como siempre he pensado, a nosotros no nos queda de otra más que echarnos la mano entre todos.
#FuerzaMéxico
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