En la vida hay varios placeres, comer y dormir son los más conocidos.
También hay placeres por regiones o países, como echarse un taco.
Del mismo modo hay placeres por estilo de vida, hay quienes tienen placer al leer o ver películas.
Asimismo, existen placeres que derivan del dinero, algunos compran ropa, drogas o mujeres.
Pero en este post revisaremos esos pequeños placeres que solamente viven quienes utilizan el transporte público, porque sí, sí hay muchos placeres dentro del transporte público.
Antes de empezar aclaro, ustedes saben que soy una persona que prefiere ir en transporte público a tener un auto en particular, la verdad es que tener un vehículo no suena mala idea, sin embargo soy más partidario de promover el uso de la bicicleta o el transporte público de forma responsable. Si bien hay muchas incomodidades al momento de viajar en transporte público que podrían solucionarse con un vehículo, también tiene una magia muy bonita. Así que empecemos.
1. Que se detenga el camión frente a ti estando la multitud y recién llegando.
Todos en algún momento no hemos visto en una situación donde estamos por llegar a la muy saturada parada del transporte, pero un placer de la vida es llegar a esa saturada parada al mismo tiempo que el camión y que éste se haya colocado justamente en donde estabas permitiendo que tú seas la primera persona en entrar cuando posiblemente los demás ya estaban varios minutos esperando el camión. Un bonito placer con sabor a victoria.
2. Que despiertes en la parada justa.
Dormir es un placer de la vida, pero dormir en el transporte público es todavía mejor, solo piénsalo de esta forma, estás haciendo dos cosas al mismo tiempo: llegar a tu destino y dormir. Es como si tuvieras a alguien trabajando para ti mientras tú cómodamente llegas a tu casa, trabajo o destino. Y cuando vas en un sueño muy profundo debido a una posible resaca, carga de trabajo, insomnio etcétera y despiertas en el momento exacto para bajar del transporte eso es aprovechar tiempo de sueño a su máxima capacidad. Un placer muy bien aprovechado.
3. Que venga el camión más conveniente recién llegando.
Al momento de esperar algún camión en la calle existe la posibilidad de que en esa parada llegue un camión que con poca frecuencia suele pasar por ahí y que de hecho resulte ser el mas conveniente a diferencia de otros camiones que por la ruta que siguen, el precio, el tiempo de traslado o algún otro factor, no es del todo conveniente tomar, por lo que uno espera que el camión que más conviene antes que los otros que no convienen. Un placer de la vida es que cuando uno va llegando a la parada ve a lo lejos ese camión que solamente pasa cada solsticio, cada alineación planetaria, cada iluminación divina, es un sabor de gloria el que se siente en el corazón. La clave está en el corazón, hay que confiar en él para que las cosas buenas sucedas. Los milagros ineseperados.
4. Que vaya rápido cuando se necesita
La ley de Murphy dice: Si algo puede salir mal, entonces saldrá peor. Pero la ley de Jeffrey dice: Si algo puede salir bien, entonces saldrá mejor. Y hay veces en las que uno necesita llegar al destino de forma inmediata debido a un retraso, y a pesar de haber podido tomar un taxi o algún medio más efectivo y rápido, pero más caro, uno decide tomar el transporte de siempre esperando un resultado efectivo, y cuando uno sube al transporte y el conductor parece que conduce sabiendo tu situación es algo maravilloso, como si supiera tu prisa, hasta evita algunas paradas cotidianas e incluso ignora a usuarios que esperan subir al transporte público.
Ahora, hay veces en las que no solamente ocurre esto, pues ir deprisa es algo que sale bien, pero cuando se suman los placeres 1 y 3, es en ese momento cuando la ley de Jeffrey se cumple pues no solo salió bien, sino salió mejor. Además existe la posibilidad de que el conductor evite el tráfico. Eso sucede muy pocas veces en la vida.
5. Ir cómodamente relajado en buena compañía
Este es el placer que más disfruto. Está muy bien tener automóvil e ir por las calles conduciendo, pero uno debe tener su atención en la carretera y no perder el control. El mayor placer de la vida es estar con una persona que quieres, abrazados, queriéndose y besándose, ir riendo, durmiendo, inclusive ir enojados es rico, es un momento que permite también una reconciliación, es el que más disfruto porque puede haber un tema de conversación, siempre he dicho que en el transporte ocurren las más grandes ideas (de hecho en el camión surgen los mejores post escritos en este blog y ahí surgió la idea de mi tema de tesis) y al ocurrir esas ideas permite un gran tema de conversación. Incluso hay conversaciones sobre la gente que va contigo, las canciones del transporte, algo que se ve por la ventana. Hay tantas cosas.
Les voy a contar algo muy lindo. Hace mucho tiempo salía con una chica que después fue mi novia y en el metro ocurrió algo que seguramente jamás olvidaré. Nos besamos en la interestación del metro que va de Chilpancingo a Patriotismo y juro que ha sido el único beso que he dado que ha provocado en mí una sensación física muy intensa. Me faltó el aire, tuve una explosión en mi cabeza (algo sin duda ocurrió ahí que no sé qué fue), mi sensación del tiempo y del espacio de verdad que se modificó y tuve una agradable sensación como de movimiento, como si me hubiera elevado a cientos de metros súbitamente. Jamás había ni he vivido algo que se le parezca.
Ese tipo de cosas suceden en el metro o en el transporte público, uno puede ir recostado al lado de un gran amor y dormir, dejarse querer o simple y sencillamente mirarse a los ojos y decirse sin hablar "¿cómo chingados es que te quiero tanto?" y no solamente eso sucede al ir sentados, uno puede ir de pie y buscar un rincón en el cual puedan surgir las mejores declaraciones de amor.
Por eso me encanta el transporte público, tiene una magia para el amor muy linda. El amor en metro es mejor.
La lluvia prolonga todavía más ese placer pues pueden estar sentados el uno con el otro viendo como las gotas de lluvia derraman la ventana, cómo se opacan los vidrios, limpiarlos y ver cómo el mundo puede irse desboronando mientras dos construyen un imperio de amor. Ver a través de la ventana cómo el mundo va al carajo mientras dos se quieren.
El transporte es una gran prueba y sin duda es algo lindo, es un medio para probar lealtad e incondicionalidad. Y este es el mayor placer que he vivido. Me encanta el transporte público.
Bien dicen que lo mejor de la vida se encuentra en los pequeños detalles. Y pienso que todos tenemos derecho de vivir cosas así al menos una vez. Así que si no te han sucedido, espero que lo aproveches al máximo, porque son momentos que posiblemente tengan que acabar algún día, pero que conservarás con alegría a pesar de todo. Y si te ha sucedido algo, puedes dejar tu historia.
Les voy a contar algo muy lindo. Hace mucho tiempo salía con una chica que después fue mi novia y en el metro ocurrió algo que seguramente jamás olvidaré. Nos besamos en la interestación del metro que va de Chilpancingo a Patriotismo y juro que ha sido el único beso que he dado que ha provocado en mí una sensación física muy intensa. Me faltó el aire, tuve una explosión en mi cabeza (algo sin duda ocurrió ahí que no sé qué fue), mi sensación del tiempo y del espacio de verdad que se modificó y tuve una agradable sensación como de movimiento, como si me hubiera elevado a cientos de metros súbitamente. Jamás había ni he vivido algo que se le parezca.
Ese tipo de cosas suceden en el metro o en el transporte público, uno puede ir recostado al lado de un gran amor y dormir, dejarse querer o simple y sencillamente mirarse a los ojos y decirse sin hablar "¿cómo chingados es que te quiero tanto?" y no solamente eso sucede al ir sentados, uno puede ir de pie y buscar un rincón en el cual puedan surgir las mejores declaraciones de amor.
Por eso me encanta el transporte público, tiene una magia para el amor muy linda. El amor en metro es mejor.
La lluvia prolonga todavía más ese placer pues pueden estar sentados el uno con el otro viendo como las gotas de lluvia derraman la ventana, cómo se opacan los vidrios, limpiarlos y ver cómo el mundo puede irse desboronando mientras dos construyen un imperio de amor. Ver a través de la ventana cómo el mundo va al carajo mientras dos se quieren.
El transporte es una gran prueba y sin duda es algo lindo, es un medio para probar lealtad e incondicionalidad. Y este es el mayor placer que he vivido. Me encanta el transporte público.
Bien dicen que lo mejor de la vida se encuentra en los pequeños detalles. Y pienso que todos tenemos derecho de vivir cosas así al menos una vez. Así que si no te han sucedido, espero que lo aproveches al máximo, porque son momentos que posiblemente tengan que acabar algún día, pero que conservarás con alegría a pesar de todo. Y si te ha sucedido algo, puedes dejar tu historia.
Foto: quentincherrier.com
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