miércoles, 29 de agosto de 2018

El Intruso

Sombra. Escondido en un rincón. Caminando sobre las calles de un lugar al cual no pertenece, apropiándose de lo que fue producto de otro tiempo y de otras personas, reivindicando ese rincón para sí mismo, esa posición donde ve pasar el vuelo nocturno de los aviones aterrizando. Utilizando los medios y recursos que provee esa ciudad. Los originarios de ahí dirían que está invadiendo, que debería regresar de donde vino, pero todos tenemos necesidades específicas, pero también comunes y él solamente está intentando hacer una vida nueva del lugar donde aprendió todo lo que está poniendo en práctica en ese rincón.

Hay un rincón en medio de un conjunto de concreto sinsentido, disfrazado con un nombre atractivo para disimular los problemas que lo rodean. Los problemas pasan a 80 km/hr y pueden escucharse desde y hasta varios kilómetros a la distancia en la noche.

Son esos los problemas que hicieron que optara por esa decisión.

En fin. Le dicen el intruso, no pertenece a nada ni a nadie, suele tomar caminos variados, caminos inciertos, está usurpando los medios que no le corresponden.

Sale por las calles y observa cómo las prostitutas suben a los problemas sólo por posesión. En un mundo de libre mercado, las oportunidades están por encima de un bienestar auténtico. Esa es la base de la noción del éxito.

Las ratas y cucarachas alertas a los sonidos que produce la ciudad, escondiéndose de un potencial depredador que ponga en riesgo su existencia. En esta ciudad la vida es así, una ardua competencia.

Solamente se limita a liar un cigarrillo, apagarlo con su zapato y despedirse de lo que alguna vez fue en el lugar donde alguna vez aprendió.

Es difícil, sí, pero quizá sea necesario.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario